Milagros que se cuentan solos

La apacible ciudad de Escobar, en el noveno departamento, guarda entre sus frondosos árboles y la frescura de la brisa proveniente de sus arroyos, una historia digna de ser contada.
 

En medio de sonrisas y un tereré bien fresco, Doña Lucía comienza orgullosa a soltar las primeras líneas del cuento, si, de uno que no tiene un solo capítulo de convencional pero que se escribió para demostrar que la inclusión es un proceso, una forma de vida.
 

Hoy terminó el sexto grado dentro del programa regular del MEC, en la Escuela Básica N° 77 Profesora Encarnación Alúm de Vivé, participando activamente de todas las actividades de clausura del año lectivo junto con todos sus compañeros, quienes la ven como una más del equipo, del grupo.
 

Sin embargo la historia no fue para nada fácil. Milagros Florentín nació de manera prematura a los 6 meses de gestación, a los 3 meses de vida tuvo que hacerle frente a una meningitis bacteriana aguda que le afectó el nervio óptico, superó 25 cirugías y dos meses de internación en terapia intensiva.
 

Llegó a la SENADIS poco después de cumplir su primer año de vida. El diagnóstico médico inicial, nos cuenta “Ña Luci”, sobre Mili no era muy alentador.
 

“Me dijeron muchas cosas, que no tendría la capacidad de comunicarse, que no iba a hablar, que no se movería de la cama. Pero desde el momento en que llegué a la SENADIS me demostraron que otro camino era posible, que la historia podía ser diferente, que la historia tenía que ser diferente. Me mostraron que la inclusión no sirve solo como discurso sino que es una forma de vida. Tenés que vivirla en cada cosa que hacés, en cada proyecto, en cada iniciativa. Hoy Mili habla, suma, resta, recita, baila, juega, participa de actividades conjuntas, vive en medio de sus amigos y amigas, de sus compañeros, ella es un claro ejemplo de que la inclusión no solo es posible, sino que se va haciendo realidad” relató Ña Luci, quien agregó que a todo el acompañamiento con las tareas de fisioterapia y de atención integral en rehabilitación, le siguió la tarea de un equipo de contención con profesionales de diferentes áreas, servicio que reciben miles de usuarios de la SENADIS, en el centro ubicado en Fernando de la Mora y en las 7 filiales. Trabajo que ve sus frutos en casos como los de Milagros.
 

“Mili es parte importante de la Escuela Básica Número 77, yo la conozco desde que llegó aquí, ella es muy entusiasta, participa, apoya en las tareas en grupo, vive con intensidad cada paso de su proceso educativo que a su vez comparte con sus amigos. Nuestra institución educativa cuenta con una serie de ajustes que la hacen accesible, lo que para nosotros constituye un orgullo, pero más orgullosa nos pone el hecho de que desde la actitud de los niños y del plantel docente estamos generando inclusión. Las rampas o barandas no sirven si la cabeza no está preparada para romper paradigmas, derribar barreras y hacer lugar para todos, sin excepción” expresó Carolina Romero, docente de la institución educativa.
 

En medio de la emoción y la adrenalina por concluir un año más de formación, Mili nos dice: “Yo solo quiero seguir en la escuela, cerca de mis amigos y amigas, mis compañeros y compañeras, ellos y mis profesoras y profesores me ayudan mucho, me quieren, así como mi mamá y mis amigos de la SENADIS”. Termina cada una de sus frases con una sonrisa entusiasta que nos enseña a pensar en la riqueza de la diversidad y en la necesidad de vivir pensando siempre en “Abrirle las puertas a la inclusión”.